Superando la culpa en el trabajo: De la culpa a la responsabilidad

En el transcurso de nuestras carreras profesionales, todos/as enfrentamos situaciones en las que podríamos haber actuado de manera diferente. Es fácil caer en la trampa de la culpa, especialmente cuando nos cae el veinte que cometimos errores o no hemos estado a la altura de nuestras propias expectativas. Sin embargo, es crucial comprender la diferencia entre sentir solo culpa o también asumir responsabilidad, y aprender a gestionar los sentimientos incómodos.

Culpa vs. Responsabilidad

La culpa es una emoción que surge cuando creemos que hemos hecho algo malo o hemos cometido un error. Sentimos arrepentimiento y podemos criticarnos o recriminarnos a nosotros/as mismos/as. Por otro lado, la responsabilidad implica reconocer nuestra capacidad para influir en los resultados y tomar medidas para corregir o mejorar una situación. Es una actitud más proactiva, resolutiva y constructiva que busca soluciones en lugar de solo enfocarse en la culpa. Ambas pueden convivir al mismo tiempo, pero generalmente, una tendrá más peso que otra en distintos momentos.

Ahora, como contexto: hay 5 emociones base, de las cuales se desprenden un sinfín de matices. Las emociones base son Miedo, Afecto, Tristeza, Enojo y Alegría, es el modelo MATEA, por sus siglas, creado por la Dra. Myriam Muñoz Polit. Cada emoción tiene su utilidad, es decir, es NECESARIA, y entenderlas nos puede ayudar a procesar mejor la culpa.

Yo suelo entender a la culpa como una mezcla de Miedo y Tristeza. Miedo a que vuelva a suceder o ponernos en la misma situación, Tristeza por haberlo permitido. La responsabilidad (no es una “emoción” técnicamente hablando, pero para efectos del artículo, imagina que sí), podríamos decir que incluye ingredientes de Aceptación (que en la base, es “Afecto”) y Enojo, y todas estas emociones -aunque incómodas- nos llevan a un resultado muy positivo: reconocer comportamientos previos como no deseables, perdonarnos, reflexionar para no volverlo a hacer, “abrazar” y reconciliarnos con esas partes complejas de nosotros/as, y Enojo para tomar decisiones valientes que nos ayuden a comportarnos según nuestra nueva resolución. Hasta aquí es incómodo, pero necesario. El problema ocurre cuando no salimos de la culpa, y nos clavamos en la recriminación.

Aunque no se siente bien sentir culpa, tiene una gran utilidad para poder vivir en sociedad o autocuidarnos:

  1. Es una señal de transgresión moral: La culpa es una señal interna de que hemos violado nuestros propios estándares morales o éticos, o que nos hemos traicionado a nosotros/as mismos/as, hablando de aprendizajes laborales. Nos alerta sobre comportamientos dañinos o que podrían estar en conflicto con nuestros valores fundamentales.
  2. Motivación para corregir errores: La culpa puede motivarnos a rectificar nuestros errores y enmendar nuestras acciones. Al reconocer que hemos causado daño o perjuicio, la culpa puede impulsarnos a disculparnos, hacer las paces con quienes hemos afectado – ¡a veces es con nosotros/as mismos/as!- y tomar medidas para evitar cometer el mismo error en el futuro.
  3. Promoción de la empatía: Sentirnos culpables por haber lastimado a alguien puede aumentar nuestra empatía hacia esa persona y hacernos más sensibles a sus necesidades y sentimientos, o a los nuestros, si el error nos perjudicó a nosotros/as. Esto puede fortalecer nuestras relaciones interpersonales, nuestra relación con nosotros/as mismos/as y fomentar un comportamiento más considerado y compasivo en el futuro, o de mayor asertividad.
  4. Prevención de comportamientos perjudiciales: La culpa puede actuar como una barrera emocional que nos disuade de repetir comportamientos que sabemos que son perjudiciales o destructivos. Al experimentar las consecuencias emocionales desagradables de la culpa, podemos ser más propensos a evitar acciones que podrían llevarnos a sentirnos culpables en el futuro.

Una advertencia respecto a la culpa. A veces, sentiremos culpa por cosas que no están moralmente mal, pero que así las consideramos subconscientemente. Esto ocurre porque no hemos roto con condicionamientos culturales o familiares disfuncionales. En este caso, la culpa puede surgir por aspirar a más, no conformarnos, ser asertivos/as y pedir lo que es justo, pensar primero en nuestro bienestar. Aquí, más que atender la culpa per se, lo que toca observar, explorar y deconstruir, son esos condicionamientos detrás, porque en realidad, no hay transgresión moral que reparar, ni comportamiento perjudicial. Cuando sientas culpa por algo y quieras determinar si hay que procesarla, o trabajar condicionamientos, piensa en el impacto de tu comportamiento y a quién puede dañar, eso de dará una guía de por donde empezar. Si la respuesta es «a nadie es que así me enseñaron», ¡a darle a esos condicionamientos!

En resumen, aunque la culpa puede ser una emoción incómoda, también puede desempeñar un papel importante en la regulación de nuestro comportamiento moral y en la promoción de relaciones más empáticas y éticas con los demás y hasta con nosotros/as mismos/as, que es la relación más importante que tendremos.

Ahora, ¿cómo superar la culpa?

Se dice fácil, pero no lo es. En general, va a requerir a) extraer los aprendizajes de la culpa y b) regresar constantemente y con paciencia la atención de la mente y el diálogo mental hacia un lugar más productivo, por ejemplo:

  1. A reenfocar la situación: Comprender que cometer errores es parte del proceso de aprendizaje y desarrollo profesional y no te hace mala persona. No permitas que un error o una falta de acción definan quién eres como persona o profesional. En su lugar, míralo como una oportunidad para crecer y mejorar.
  2. A separar culpa y responsabilidad: Reconoce que quedarte en la recriminación no te lleva a ninguna parte. En su lugar, asume la responsabilidad de lo que SÍ puedes hacer ahora para mejorar la situación. Elabora un plan de acción a tu medida. Enfócate en las acciones que puedes tomar para rectificar la situación y evitar cometer los mismos errores en el futuro.
  3. A practicar la autocompasión: Trátate a ti mismo con compasión en lugar de ser duro/a contigo mismo. Todos cometemos errores y enfrentamos desafíos en el trabajo, porque la forma en la que aprendemos es – a menudo -equivocándonos. Una frase sencilla de entender, pero difícil de aplicar es “hiciste lo mejor que pudiste con la información y habilidades que tenías”. Practica la misma bondad y comprensión que tendrías hacia un amigo/a.
  4. A aprender de la experiencia: Reflexiona sobre lo ocurrido y extrae lecciones valiosas de la situación. ¿Qué puedes aprender de esta experiencia? ¿Cómo puedes aplicar este aprendizaje para mejorar tu desempeño y relaciones interdepartamentales en el futuro?
  5. A establecer metas realistas: Define metas realistas y alcanzables para tu crecimiento profesional. Esto puede incluir el desarrollo de habilidades de comunicación, establecimiento de límites y práctica de la asertividad en diferentes situaciones laborales.

Junto con la culpa, a veces llega otra emoción: vergüenza, que se encuentra dentro de la emoción Tristeza, pero es una mezcla de culpa y depresión. La diferencia entre solo la culpa y la vergüenza, es esa sensación de depresión, de “ya no tiene caso”, “nada vale la pena”. La culpa por sí sola provoca que queramos reparar el daño, entendible. Peero la vergüenza ocasiona que nos aislemos de las personas, queriendo esconder esa parte irresoluble de nosotros. La vergüenza es un lugar de más impotencia y rechazo que la culpa. Como todas las emociones, tiene una utilidad social, que es el asegurar que un comportamiento no se repite, ni por esa persona ni por otras, pero digamos que más severa que la culpa. Hay un componente de juicio de la persona -y no de sus acciones- que lo hace un “llamado de atención” más rudo. Recuerda que no siempre necesitamos llegar a tanto, y un error no nos hace mala persona, ni debería darnos vergüenza. Si sientes vergüenza, intenta ser gentil contigo mismo/a y acercarte a espacios donde otras personas te escuchen con compasión y sin juicios.

En fin, ¡mucha información! Espero que este desglose te ayude a:

  • Reflexionar para extraer los aprendizajes de las emociones
  • Que te acerques a la autocompasión y flexibilidad – y ¡paciencia! Estos procesos toman tiempo-
  • Darle a la culpa -si es que la sientes- su lugar, pero no dejar que te consuma
  • Y poder enfocarte en la responsabilidad

Un abrazo enorme si estás en una situación así, y deseo que pronto te hagas amigo/a de tus emociones para que puedas ver más allá y recabar los frutos de sentirlas. Son grandes aliadas, solo que no nos han enseñado a escucharlas y gestionarlas adecuadamente.

Repaso de herramientas de trabajo personal

Este artículo surge para responder la necesidad de muchos de mis clientes de continuar su trabajo personal, y transformar creencias, emociones y comportamientos, pero que no tienen una guía clara. Llegamos al fondo de algo, y nos damos cuenta que hay una creencia que se resiste al trabajo que hago actualmente, y me dicen, «OK, la veo, qué más puedo hacer para trabajarla?».

Es importante señalar que no soy investigadora formal ni psicóloga; sí soy una investigadora compulsiva, ávida lectora, escéptica y curiosa que ha explorado mucho. La lista de herramientas es incompleta, a) porque no las conozco todas, y b) porque solo incluí aquellas de las que tengo testimonio de primera mano de que funcionan. También por el momento, no tengo los links a la evidencia científica, principalmente por limitaciones de tiempo (¡si te interesaría ayudarme a enriquecerlo, escríbeme!), pero no quería que eso me detuviera de incluir herramientas alternativas que he observado que funcionan en el trabajo emocional, de nuevo, en mí o en alguien que conozco. En lo que decidimos si es o no efecto placebo 😂, mejor las incluyo y dejo que decidas por tí mismo/a. Sí te puedo decir que con mi naturaleza escéptica y analítica, me he llevado sorpresas de cosas que juraba que no servían y siento que me han ayudado muchísimo. Supongo que es parte del método científico, hacerle caso a la observación aunque las conclusiones no nos gusten, y por ahora, solo tengo recursos para observarme a mí misma y a personas cercanas, y reportar, sin que por ello quiera sacar conclusiones generalizables.

Antes de abordar el tema, quiero definir las dimensiones del trabajo personal, según mi perspectiva. Que yo sepa esto no ha sido extraído de un solo lugar, sino de la coincidencia de muchos espacios distintos de aprendizaje. Podemos hacer trabajo personal para cuatro objetivos o dimensiones, que he visto que nos acercan a la conciencia, la autonomía, y la paz:

  • Autoconocimiento: A dos niveles, al de la experiencia de ser humano, entendiendo mi funcionamiento biológico y mental, y a nivel individual, viendo creencias, emociones y corporalidad.
  • Autogestión: Gobernarme, tomar decisiones conscientes y responder desde mi elección, en vez de reaccionar desde el inconsciente.
  • Responsabilidad personal: Reconocer mi responsabilidad y actuar de acuerdo con la realidad, identificando, validando y atendiendo mis necesidades. Aquí es donde entra la formación de habilidades relacionadas con lo laboral: Si siento que me falta X para desempeñarme o sentirme como quiero, busco algo que lo satisfaga.
  • Autoamor y compasión: Realizar las acciones anteriores con amor y compasión hacia mí mismo/a, reconociendo nuestras limitaciones, y sin exigencias innecesarias. No conozco a nadie que se gobierne el 100% del tiempo o que siempre responda y nunca reaccione. Querernos y tratarnos desde el amor y entendiendo nuestras limitaciones es también otra parte del trabajo personal.

Como coach/asesora de carrera, abordo estos temas porque he observado que muchos desafíos laborales o conflictos con uno mismo tienen raíces en estas dimensiones: o no me conozco, o no he aprendido a gestionarme, o no me hago cargo porque quiero que alguien más lo haga, o no me trato con amor, aunque me ame.

La transformación y el trabajo personal a menudo ocurre cuando la persona encuentra y aplica herramientas que le funcionen, que pueden trabajar en uno o más de los siguientes niveles del ser:

  • Nivel analítico o de conocimiento: Funciona a nivel mental y consciente. Proporciona información para entender, clasificar, explicar fenómenos. Aunque útil, y una base necesaria, el saber, entender, explicar tienen un alcance limitado y necesitamos ir a otros niveles.
  • Nivel subconsciente: Se refiere a lo interno e invisible, como memorias y creencias. El trabajo puede conllevar a) hacer consciente lo subconsciente o b) reprogramar el subconsciente directamente, sin pasarlo por la conciencia. 
  • Nivel espiritual: La verdad aquí es donde tengo menos experiencia. Muchos filósofos o maestros hablan de este otro nivel de energía y lo relacionan a la conexión con algo más grande, ya sea el universo o un ser superior.

Abajo te presento las herramientas de las que tengo conocimiento, según el tipo de nivel al que trabajan. Repito, es incompleto, y (todavía) no tiene el nivel de investigación y rigor que me gustaría detrás, pero lo comparto así porque tal vez alguien le sirva.

Disclaimer 1: No conozco UNA herramienta que resuelva todo. Se trata de probar, encontrar qué te funciona y qué no (en este momento) e ir reconociendo y atendiendo tus propias necesidades. Incluso para herramientas ampliamente reconocidas y aceptadas, (ej. psiquiatría), he visto limitaciones que se subsanan al adoptar más herramientas de esta lista, incluso las del lado “no científico”.

Disclaimer 2: Como en todo, la eficacia de la herramienta está también en la destreza de quien la aplica. Busca personas con formación o experiencia, que sean conscientes de sus limitaciones y sepan explicarte cómo las abordan con ética.

Si tienes alguna corrección para esta tabla, no dudes en informarme para hacer las actualizaciones necesarias. Espero que te sirva, y me encantaría conocer tus comentarios, puedes dejarlos en este post o mandarme un correo.

He escuchado / intuyo que tiene fundamento científico de que ocasiona el efecto que dice, aun si no terminamos de entender el mecanismoNo conozco fundamentos científicos que comprueben todas las aseveraciones (ojo, tal vez sí la haya, yo no la conozco aún)
Nivel analítico: Me ayudan a entender, clasificar, explicarGrowth Mindset o Mindset del Éxito, de Carol Dweck
Agilidad Emocional, de Susan David
Podcast de Huberman Lab (en inglés)
Seguro hay muchos más, estoy trabajando en una masterclass para esto.
Podcast Quantum Quip. Sin link, lo encuentras donde sea que escuches podcasts.

5 Heridas que te impiden ser uno mismo:
Habla de que el trabajo que vinimos a hacer tiene que ver con sanar heridas del pasado, el libro describe las heridas y cómo se manifiestan.
Subconsciente: Herramientas que me ayudan a gestionar el subconsciente y sus efectos, o a volverlo consciente y reprogramarlo.Prácticas básicas de cuidado personal: descanso, hidratación, nutrición, movimiento (ejercicio), y  esparcimiento. Las incluyo porque son necesarias para regular hormonas (ej. cortisol, dopamina), que inciden en nuestras emociones, en cómo interpretamos nuestro entorno, y por lo tanto, nuestras reacciones.
Mindfulness
Agradecimiento: Una forma de mindfulness es observar lo que ya tenemos hoy que podemos agradecer (ej. diariamente, por la mañana), y observar qué cosas de nosotros mismos/as nos reconocemos, aun si el resto de las habilidades no están donde quisiéramos. Lo incluyo en mindfulness porque implica poner la atención en lo que ya es HOY, el presente.
Meditación en sus distintas corrientes
Acudir con un psiquiatra
Terapia psicológica en sus distintas corrientes
Coaching
Reflexión acerca de creencias mediante journaling libre (checa este artículo), con prompts y experimentos individuales guiados.
Hipnosis
Acupuntura y EFT Tapping: Técnicas que mediante agujas o golpeteo, activan puntos del cuerpo que tienen efectos sobre síntomas fisiológicos o emociones.
Plantas de poder: Sustancias de origen vegetal que inducen un estado alterado de la conciencia. Sus efectos varían según la planta y según la persona que la consume. Es indispensable trabajarlas con un guía experimentado y algunas tienen efectos adversos conocidos. Las incluyo porque conozco testimonios sus beneficios, y hay estudios que indican que podrían tener beneficios de largo plazo para la salud mental y que ameritan más investigación.
Flores de Bach:  gotas sublinguales con principios homeopáticos que dicen ayudar a la gestión de emociones que nos sobrepasan: ansiedad, tristeza, pesimismo, frustración, enojo.
Sesiones de QLT, con la creadora de QuantumQuip o sus facilitadoras.
Constelaciones familiares
Biodescodificación
: Propuesta de la medicina alternativa que intenta encontrar el origen metafísico de las enfermedades (físicas o mentales), o su significado emocional, para buscar a partir de allí la forma de sanar.
Herbolaria y aromaterapia
Espiritual: Herramientas que me ayudan a conectar con algo más grande y así avanzar en una de las 4 dimensiones del trabajo personal.Voluntariado y actividades de servicio: nos acercan a situaciones donde nos conocemos mejor, y podemos sentir más compasión, dos dimensiones del trabajo personal.
Fe: Creencia fuerte o confianza en algo, sin evidencia o prueba tangible que sea reconocida de forma universal. Aquí, por supuesto, depende mucho de en QUÉ tengamos fe. La incluyo porque hay personas para quienes entender el mundo de cierta forma (creer en algo), ej. reencarnación, les ayuda a hacer sentido -para bien- de sucesos, procesarlos, integrarlos y gestionarlos con mayor eficiencia.
Religión, siempre y cuando ésta no ejerza violencia con sus seguidores.

Acerca de la religión, un último comentario al pie: Generalizando lo que veo desde FUERA, considero que la religión católica tradicional como la vivimos hoy en México, sí promueve violencia contra sus feligreses, aunque seguro hay grupos y líderes que trabajan desde otro lugar. Mi justificación para decir esto es que invalidar necesidades y albedrío individual es una forma de violencia y muchas interpretaciones católicas del deber ser se basan en no reconocer o atender necesidades individuales. Pero también conozco personas que concilian su fe católica con un trabajo personal profundo, sólo que requieren reinterpretar algunos dogmas. Si tu experiencia con la religión católica no te ha limitado para hacer trabajo personal, entonces no estás siendo sujeto de violencia. Qué bueno 🙂, pero sí me ha tocado trabajo donde los clientes deben -con esfuerzo- conciliar lo que van descubriendo de ellos mismos, con dogmas, o lo que es socialmente aceptable dentro de grupos muy religiosos.

Cómo organizo mi tiempo hoy

En un chat de amigas emprendedoras, alguien comentó que si usamos la matriz de Eisenhower:

Les comenté que para mi carga de trabajo se me hace un poco simplista, y redacté este mensaje para explicar lo que hago. Sabrás que hace 10 años yo quería ser mentora de organización del tiempo, entonces no me dijeron dos veces 😂.

Aquí detallo mi sistema actual, que sirve para mi vida hoy, esto será distinto para cada quien, pero los elementos bases se mantienen.

Esto que les comento es parte de una estrategia mayor (tengo, por ejemplo, definidas las áreas de mi vida y mi trabajo que son prioridad y a esos les llamo «proyectos» y que si seguimos la matriz de arriba, define lo que es importante), pero para no hacerlo más grande, va la parte que es semanal.

  • Cada viernes hago una revisión de la siguiente semana para determinar cuanto tiempo cuento realmente en la semana para trabajar en crecer mi negocio, en vez de operar mi negocio («work ON the business, not IN the business»). Considero sesiones y otros compromisos – incluye cosas que quedé de entregar – . Ya aprendí que desde desde la semana anterior tengo que monitorear si se me llenan mucho de sesiones los días, bloqueo el día para que me quede algo de tiempo para trabajar en lo mío.
  • Agendo tiempo para mí (que ya medio está por default, en mi caso, porque tengo rutina mañanera), o tiempo con mi esposo.
  • Defino mis parteaguas de la semana. Las 2 cosas, chicas o grandes, complejas o sencillas, que si las hago, moverán mis proyectos hacia mi objetivo, los siguientes pasos. Esto es lo importante y no urgente. Defino dos por proyecto, porque si alguna de ellas depende de terceros, quiero tener cosas tb que dependen de mi. No tengo permiso de trabajar en NADA opcional, que no sea eso (como este post, por ejemplo jajaja). Agendo en qué momentos de la semana lo haré. Y si cumplí esos parteaguas, la semana es declarada un éxito.
  • Agendo en qué momentos haré los parteaguas, si es que son cosas que toman tiempo. A veces un parteaguas es «hacer cita con X doctor».
  • Reviso si me estoy comprometiendo a algo que no debo, o que no me suma (aunque cada vez soy más buena para decir no desde el principio)
  • Me salgo de / hago las paces con soltar cosas que:
    • Se van a morir aunque los ayude
    • O van a vivir/resolverse sin importar si me meto
  • Esta revisión la hago más hacia adelante, no solo para la semana, dos tres semanas, tal vez, según lo que quedé de entregar/compromisos sociales.
    Y dejo solo cosas que van a vivir solamente si yo hago algo esta semana (aquí entra la parte de urgencia de la matriz).
  • Reviso mi lista de to-dos para planear qué otras cosas tienen que suceder en la semana, pero no tienen el nivel de importancia de los parteaguas y los organizo alrededor de los espacios que ya tengo comprometidos. Hay semanas donde esto ni entra, si tengo muchas cosas.

Tim Ferriss, otra persona que ha estudiado productividad dice

«Nunca automatices algo que puede ser eliminado. Nunca delegues algo que puede ser automatizado o simplificado, porque estarás desperdiciando el tiempo de otra persona, en vez del tuyo, que ahora hace que desperdicies tu dinero.». El orden de decisión es:

  • Elimina lo que puedas
  • Simplifica lo más posible todo lo demás
  • Automatiza todo lo ya simplificado, y lo que no puedas
  • Delégalo
  • Lo que no puedas delegar, es en lo que sí tienes que estar usando tu tiempo.

Esta secuencia de cierta forma se ve reflejada arriba, pero la incluyo aquí por si esta forma de explicarlo te ayuda a aplicarla mejor a lo que ya hagas hoy.

Las bases para que mi sistema funcione son:

  • Usar calendario. Sin calendario de papel o electrónico, imposible hacer esto. Uso Google para calendario y calendly para que la gente se inscriba en mi agenda.
  • Tener una lista de to-dos concentrada donde esté todo – eso quiere decir que anoto TODO lo que se me ocurre que tengo que hacer-, que es donde puedo revisar un poco hacia adelante, o ver si estoy ignorando algo que no debería. Uso Excel en un Dropbox para tener acceso a él si necesito.
  • Otros espacios para anotar ideas no accionables. Cosas que quiero recordar pero que no son un to-do. Las anoto en pestañas adicionales en el Excel para que no ensucie mi lista de pendientes o en otros espacios. Este es tema de otro artículo. En general, estos espacios los reviso una vez cada 6 meses o un año para recuperar cosas.
  • Y tener un plan para cada proyecto. Tengo un roadmap ya definido de lo que quiero hacer para mi salud física, para mi negocio, y entonces, en la semana, solo «implemento» el roadmap. Si no tengo un plan claro, el to-do es, claramente, DEFINIR el roadmap en calidad de urgente.

Disclaimer:

Este proceso está hecho por mí, especialmente para mí, y para mi vida hoy. No tienes que tener todo tan armado para ver un avance en tu productividad, comienza implementando lo que más sentido te haga. Llegué a este proceso mediante iteraciones de entender qué me funciona y qué no, y sugiero que hagas lo mismo.

Para iterar, ayuda mucho hacer una reflexión sobre la semana anterior:

  • Qué hice bien
  • Qué me falló en la gestión del tiempo
  • Qué lecciones aprendí y
  • Qué elijo hacer de ahora en adelante, a partir de esta información.

Y así vas modificando el sistema. Hice esta reflexión semanalmente por dos meses hace poco, ayudada por uso de Toggl para registrar cómo usaba mi tiempo en esa etapa (pero con una clienta, fue solo hoja y papel y le ayudó bastante, no tienes que ser tan minucioso/a). Aprendí MUCHISIMO y me he volví mucho más eficiente e intencional en el uso de mi tiempo. Me ayuda a ver el costo de malos hábitos que tenía y a encontrar formas de erradicarlos. No veo la necesidad de hacer esta reflexión SIEMPRE, porque ahorita sé que el mayor retorno de mi tiempo está en operar, no en seguir optimizando.

El proceso mencionado al inicio de este post ya lo tengo medio internalizado y lo hago a un 40-50% de su totalidad todas las semanas. No tengo tiempo de hacerlo completo cada semana, o a veces, es inútil porque si viajo, sé que en la semana, con que salga «A», es un logro, porque solo tengo dos días reales. Pero cuando pierdo vista de lo que es importante, regresar a él me ayuda a saber en qué tengo que estar. Menciono esto porque la idea no es perfección en la organización, es HACER LO QUE IMPORTA, por citar a Oso Trava.

Hay siempre temas ambientales-emocionales que se interponen con un sistema de este tipo:

  • People pleasing y no saber decir que no
  • El impulso (personal mío) de siempre querer aprender más, en vez de operar
  • La procrastinación, que a su vez tiene MUCHAS causas
  • Falta de enfoque, te distraes fácilmente
  • Resistencia y rechazo a las reglas. No necesitas este nivel de orden (recuerda, esto es lo que me funcionó a mí), pero si sientes que no estás usando tu tiempo suficientemente bien, ALGO tienes que hacer distinto. Si es una regla que te ayuda, te suma a tu objetivo, y te resistes a ella, toca explorar qué hay ahí.
  • Priorizar lo de todos los demás y ponerte al último
  • y seguro muchas más…

Todo esto emerge mientras intentas implementar el sistema y el momento de atenderlo es MIENTRAS defines, refinas e implementas el sistema. Decir «cuando resuelva la procrastinación implemento algo».. bueno, el chiste se cuenta solo. Nota que atender los temas emocionales puede requerir ayuda.

Listo! Espero que te sirva y te lleves algunas buenas ideas! Sabes que si algo se te atora, me puedes buscar para resolver, o si es algo personal, para explorar qué hay ahí y qué estrategias podemos diseñar para tu caso.

¿Qué son las Morning Pages y por qué las recomiendo?

Las Morning Pages, o páginas matutinas, son tres páginas escritas a mano, dejando fluir las ideas sin editarlas, escritas a primera hora de la mañana.

No hay manera de equivocarse con las Morning Pages, su propósito no es ser un arte, ni siquiera es propiamente escribir. Es sólo plasmar en papel cualquier cosa que cruce por tu mente y solamente son para ti. No lo sobrepienses: solo junta tres páginas a mano de cualquier pensamiento que se te ocurra.… y luego haz tres páginas más mañana. Por esto la imagen de este post es de un ejemplo real (de Google, pero real), en vez de una imagen matutina perfecta de Pinterest con manicura, una pluma lujosa, y un florero con lavanda fresca. Urgh.

Julia Cameron, autora de The Artist’s Way, creó esta versión de journaling -o de llevar un diario- como una forma para que las personas den rienda suelta a su creatividad, les ayude a bajar su ansiedad, aclarar sus pensamientos y centrarse.

4 beneficios de escribir páginas matutinas

Escribir páginas matutinas es una disciplina muy específica con beneficios en tu bienestar mental. Estas son algunas de las formas en que las páginas matutinas pueden ayudarte:

1. Despejan la mente. Cuando te despiertas, tu mente está llena de pensamientos flotando. Necesitamos canalizar esa energía y sacarla. Cuando escribes a primera hora de la mañana, las palabras que se derraman en la página en blanco ya no ocuparán espacio en tu cerebro y podrás abordar el resto del día con más claridad.

2. Te permiten procesar las emociones. El escribir ayuda a eliminar la ansiedad y el estrés personal, liberando tu mente de información que puede abrumarte, afectar tu productividad y tu vida. Al poner las emociones en papel se les puede ver por lo que son, te das cuenta de que no son tan malas y te ayudan a poner los pies en la tierra.

3. Te ayuda a desbloquear. Al poner tus pensamientos FUERA de ti (en una hoja de papel), dejan de ser ruminantes y te ayudan a ver las cosas diferente. Despiertan la creatividad, salen ideas nuevas, y vemos las cosas desde otro lugar.

4. Silencian a tu crítico interior. Incluso antes de poner la pluma sobre el papel, quienes escribimos podemos ser nuestros propios peores críticos. La escritura de «flujo de conciencia» accede solo a lo que está en tu cerebro en ese momento, sin dejar espacio para la autocrítica.

12 consejos para escribir páginas matutinas

En realidad escribir páginas matutinas es una práctica bastante sencilla, pero aquí te dejo consejos que pueden ayudarte a aprovechar al máximo tu práctica diaria de escritura:

1. Comienza a escribir mañana. Es fácil poner excusas y decir que comenzarás las páginas matutinas otro día, especialmente si no eres una persona madrugadora. Tiene que haber una primera vez para poder iniciar esta nueva rutina matutina. Concéntrate en hacer las páginas de la mañana, mañana. Solo concéntrate en un día. Pon tu alarma, despiértate y comienza a escribir.

2. Escribe a mano. Para las páginas de la mañana, escribe solo a mano. Escribir con lápiz y papel lleva tiempo y te permite procesar lo que estás expresando. Además, la escritura manual lleva más tiempo para mantenerte al día con tus pensamientos, lo que no deja tiempo para editar lo que estás escribiendo, un componente clave de las páginas matutinas.

3. Evita las distracciones. Cuando trabajas en tus páginas matutinas, estás dedicando un poco de tiempo al cuidado personal. Mantente alejado de posibles distracciones. Esto incluye a otras personas, celular y computadora. La música ambiental puede ser relajante, pero no escuches programas o podcasts que puedan desviar tu atención o influir en lo que escribes.

4. Ponte cómodo/a. Será más fácil hacer las páginas matutinas si te sientes cómodo/a. De hecho, ¡pronto empezarás a desear que llegue esta hora del día! Encuentra un lugar acogedor, prepárate una taza de té o café, encuentra incluso un bolígrafo que se sienta bien en tu mano y un diario que te resulte atractivo. Lo que sea que te ayude.

5. Hazlo a primera hora. La mañana es el momento óptimo del día para la práctica diaria del flujo de conciencia. Tu cerebro matutino está fresco y el ego aún no empieza con la demandas del día. Escribe tus páginas antes de llenar tu cabeza con influencias externas.

6. Nunca leas tu diario. Puede parecer extraño que pases tanto tiempo escribiendo algo que se supone que nunca debes mirar, pero el verdadero propósito de las páginas matutinas es transferir pensamientos para aclarar tu mente. No las leas, pero sí toma nota de cualquier entrada que quieras utilizar para tu trabajo creativo.

7. Sé auténtico/a. Nunca te censures al escribir páginas matutinas. Las entradas de tu diario deben ser auténticas para cumplir su propósito de aumentar la conciencia de ti mismo/a. Si realmente te preocupa que alguien encuentre tus diarios, te sugiero los destruyas.

8. Tira las reglas de escritura por la ventana. Las páginas matutinas no son un gran arte y no estás tratando de escribir un «bestseller». Se trata de volcar emociones crudas y pensamientos reales. No te preocupes por seguir el estilo o la gramática adecuados.

9. Llena las tres páginas. Algunos días encontrarás tu flujo creativo y tres páginas saldrán fácilmente. Otros días, el bloqueo se presenta y tendrás dificultades para escribir lo suficiente para la primera página. Hagas lo que hagas, no te detengas. Sigue escribiendo hasta llenar las tres páginas, incluso puedes poner cosas como, “esto es una idiotez, no sé por qué le hice caso a Yolí». No te preocupes, no me ofendo 🙂

10. Usa temas para ayudarte a escribir. Está bien usar algunas ideas como indicaciones para escribir un diario. Algunas ideas básicas son afirmaciones positivas, metas para el próximo año y cosas por las que estás agradecido. Pero ten cuidado de no enfocarlo en un solo tema, como un diario de gratitud. Usa algún tema para ayudarte solo durante los días en que las palabras necesitan un empujón para salir.

11. Date cuenta de que no hay manera incorrecta de hacerlo. Las Morning Pages son únicas para cada individuo. No hay una forma correcta o incorrecta de hacerlos. Las páginas de la mañana incluso pueden ser pensamientos sin terminar. El contenido, el estilo y la letra son irrelevantes. Solo completa esas tres páginas y tu trabajo está hecho.

12. Relájate. Que esto no sea una labor más que te estrese. Las Morning Pages tendrán muchos beneficios como parte de un hábito diario, pero no TIENE que ser así. Hay veces que yo las hago 2-3 días seguidos, una semana o dos, y lo dejo. Seguramente podría sacarles más provecho si las hiciera diario, pero intento que no sea un factor adicional de estrés en mi vida. Las uso más como una herramienta más de relación conmigo misma, una herramienta que puedo o no poner en práctica como lo deseo.

¿Qué dices? ¿Estás listo/a para empezar?

5 Tips para mejorar tus Habilidades Blandas

¿Qué son las Habilidades Blandas?
Las habilidades blandas son atributos, capacidades y rasgos de personalidad que te ayudan a interactuar con los/as demás y ayudan al éxito en el ámbito laboral. La tendencia es que las empresas las valoren cada vez más y conforme se adquieran más responsabilidades, que sean un determinante cada vez más importante en tu capacidad de dar resultados. Como en todo, está demostrado que perseverancia > talento. Es decir, que no tengamos alguna habilidad blanda desarrollada a satisfacción hoy, no quiere decir que «no se nos dé» o que no la podamos desarrollar.

1. Elige una habilidad a desarrollar
Cada persona tiene una mezcla de fortalezas y debilidades única. El primer paso sería priorizar qué habilidad quieres desarrollar y cuál sería más necesaria para tu carrera.

No hay una “lista oficial” de habilidades blandas como tal, pero algunos ejemplos son:

  • Comunicación con clientes
  • Ser mentor/a de colegas o negociación
  • Mediación
  • Capacidad de liderar el cambio

2. Sal de tu zona de confort
Por lo general, nuestras habilidades blandas tienden a ser más fuertes cuando estamos cómodos – entre amigos en vez de un ambiente de negocios.

Para trabajar nuestras habilidades blandas efectivamente, lo más recomendable sería salir de nuestra zona de confort e ir hacia un ambiente donde no lo harías naturalmente. Si eres introvertido/a, quizás no harías una actividad grupal voluntariamente, pero tus habilidades mejorarían al aplicar un poquito de presión.

3. Haz autorreflexión
Muy seguido pasamos de una actividad o junta a la siguiente sin siquiera pensar muchas veces en cómo nos presentamos o actuamos.

Cuando te sea posible, agenda breves periodos de tiempo para hacer algo de autorreflexión durante el día. Piensa en las situaciones en que no obtuviste la respuesta que esperabas o cuando alguien tomó a mal un comentario tuyo. Piensa en qué dijiste, cómo e incluso la postura que tenías cuando lo hiciste.

Lo que observes te sorprenderá y te ayudará con tus habilidades de comunicación en el futuro.

4. Practica la escucha activa
Escuchar es una parte integral de casi todas las habilidades blandas: comunicación, liderazgo, mediación, etc. Cuando escuches a los demás, busca comprender, no solamente para formular una respuesta.

Escuchar activamente no quiere decir que vas a estar de acuerdo con el/la otro/a, sino que comprendes su perspectiva, a pesar de estar en desacuerdo.

5. Influye en los demás sin un papel de autoridad

La influencia es más poderosa que la autoridad. No tienes que ser el CEO, inversionista o la persona más “senior” en la sala para tener influencia. Habilidades como escucha activa, asertividad y autorreflexión son herramientas que puedes utilizar para influir en los/as demás de manera auténtica.

Construir credibilidad y confianza, encontrar puntos en común y no negociables, movilizar a tu red de aliados, empatizar y transmitir tu pasión para movilizar a la gente, brindar soluciones prácticas, dejar ir tu ego y estar siempre listo/a para encontrar resistencia, son algunas de las mejores habilidades que puedes poner en práctica para influir en los que te rodean.

Los 20 hábitos más molestos

Del libro “What got you here won’t get you there” de Marshall Goldsmith

Todos estos son comportamientos comunes en personas que hay logrado crecer profesionalmente. ¿Por qué? Porque opinar, mejorar, ser críticos/as o tenaces pueden ser parte necesaria al principio de tu carrera, pero en posiciones de liderazgo, no siempre la herramienta anterior sigue siendo efectiva y tienden a limitar los resultados que obtenemos de nuestros equipos.

Ahora, todos/as en algún momento habremos hecho alguna acción de las que presento. El problema no es hacerla una o dos veces, es cuando es un hábito y las personas a tu alrededor reportan que es molesto. Es por esto que las evaluaciones 360 tienen tanto valor: nos permiten ver nuestros puntos ciegos. Y es un hecho que hay personalidades notorias que tienen uno o más hábitos de esta lista (Musk, Jobs?) Probablemente estén triunfando A PESAR de sus hábitos, no gracias a ellos, y la mayoría de nosotros/as no nos podemos dar ese lujo.

Aquí va la lista. ¿Cuáles crees que son las que más podrían estar generando fricciones con las personas a tu alrededor?

1. Ganar demasiado/siempre: La necesidad de querer ganar a toda costa y en todas las situaciones.

1. Ganar demasiado/siempre: La necesidad de querer ganar a toda costa y en todas las situaciones.

2. Agregar valor en exceso: El abrumador deseo de agregar nuestra opinión y/o punto de vista a cada discusión o idea, que le quita motivación y entusiasmo a la persona que nos la trajo.

3. Emitir juicios: La necesidad de calificar a los/as demás e imponerles nuestros estándares.

4. Hacer comentarios destructivos: El sarcasmo innecesario y los comentarios mordaces e hirientes que creemos nos hacen ingeniosos/as.

5. Comenzar nuestras frases con «NO», «PERO» o «SIN EMBARGO»: El uso excesivo de estos calificadores negativos que le hacen saber a todo el mundo que yo creo que tengo razón y tú estás equivocado.

6. Decirle al mundo lo inteligentes que somos: la necesidad de demostrarle a la gente que somos más inteligentes que ellos creen que somos.

7. Hablar cuando estás enojado/a: Usar la volatilidad emocional como herramienta de gestión.

8. Negatividad, o el “Déjame explicarte por qué eso no funcionará”: La necesidad de compartir nuestros pensamientos negativos, incluso cuando ni siquiera se nos preguntó.

9. Retención de información: Negarse a compartir información para mantener ventaja sobre los demás.

10. No dar el reconocimiento adecuado: La incapacidad de dar elogios y recompensas.

11. Tomar el crédito que no merecemos: La forma más molesta de sobreestimar nuestra contribución a cualquier éxito.

12. Poner excusas: La explicación de por qué pasó algo no equivale a justificarlo. La explicación para llegar tarde puede ser «había tráfico», pero también podías haber salido más temprano. O la explicación para una interacción explosiva es «soy impaciente». Eso lo explica, más no borra la ofensa.

13. Aferrarse al pasado: La necesidad de desviar la culpa de nosotros mismos hacia eventos y personas de nuestro pasado; un subconjunto de culpar a todos/as los demás.

14. Tener favoritos: No darnos cuenta que estamos dando trato preferencial.

15. Negarse a expresar arrepentimiento: No asumir la responsabilidad de nuestras acciones, admitir que estamos equivocados o reconocer cómo nuestras acciones afectan a los demás.

16. No escuchar: La forma más pasivo-agresiva de falta de respeto a los compañeros.

17. No expresar gratitud.

18. Castigar al mensajero/a: Atacar a quien por lo general, solo intenta ayudarnos.

19. Pasar la pelota: La necesidad de culpar a todos menos a nosotros mismos.

20. Una necesidad excesiva de ser “yo”: Es una versión más extrema de poner excusas. Es creernos tanto la etiqueta de nuestras fallas (impaciente, poco organizado/a) que la volvemos parte de nuestra identidad («nos hace quienes somos») y así justificar que no cambiamos.

Preguntas de reflexión para «cerrar» un ciclo laboral difícil

Este artículo es para ti si estás procesando lo que te pasa hoy en tu trabajo o saliste de un trabajo donde quedaron temas por sanar y deseas recuperar aprendizajes.

No seré la típica que diga «vele el lado positivo, de todo se aprende» y creer que con eso tu situación se va mágicamente a volver menos desagradable. Pero aprender PUEDE ser una forma de sanar, y… si ya pasaste por todo esto, ¿por qué no sacarle todo el provecho posible para evitar repetir lecciones?

Para ello, aquí dejo algunas preguntas de reflexión que te pueden ayudar a encontrar algunos aprendizajes acerca de ti, y para ti. Mi sugerencia es que respondas en modo «lista», es decir, intentando agotar todas las respuestas a una pregunta, para que busques profundizar lo más posible. No te quedes con la primer respuesta que aparezca. Habrá preguntas que respondas en dos renglones, y otras en dos páginas, el punto es que sientas que ya no hay más por «extraerle» a la pregunta.

  • Toma unas respiraciones para conectar con tu cuerpo, y ve a esa etapa de tu vida, siente que regresas a ella. Enlista todas las emociones y todas las sensaciones físicas que sientes alrededor de esta experiencia laboral. ¿Qué notas? ¿Cuáles emociones y sensaciones de acentúan alrededor de alguna etapa, proyecto, actividad o persona de ese trabajo?
  • ¿Qué deseo hacer con estas emociones y sensaciones? ¿Con qué finalidad deseo esto? ¿Cómo me voy a sentir después si hago esto que deseo?
  • ¿Qué es lo que agradezco de este trabajo?
  • ¿Qué aprendí para bien, que me llevo?
  • ¿Qué aprendí que no quiero ser/hacer o tomar de este trabajo?
  • ¿Qué lecciones profesionales me ha dejado?
  • ¿Y qué lecciones personales me ha dejado?
  • ¿Qué situaciones no quiero volver a vivir?
  • ¿Qué no voy a volver a permitir?
  • ¿Qué puedo hacer para evitar que esto vuelva a suceder?
  • ¿De qué me tengo que hacer cargo para evitar volver a estar en esta situación/es, o para poder salir bien de ella?
  • ¿Qué descubrí acerca de mis mis valores?
  • ¿Y acerca de mis preferencias laborales?
  • ¿Qué consejo le diría a mi yo de hace X años, justo antes de empezar este trabajo, para vivirlo mejor?
  • ¿Qué dirían mis compañeros/as de equipo de mi?
  • ¿Para qué me ha preparado este trabajo?
  • ¿Qué me di cuenta que necesito trabajar, fortalecer o aprender?
  • ¿Qué necesito hoy para estar bien?
  • ¿Qué agradezco hoy en mi vida?
  • ¿De qué me doy cuenta?

Y claro… el (anti)comercial que NO esperarías de una coach: es posible sanar una experiencia de este tipo y extraer aprendizajes por tu cuenta, de forma individual. Requiere tiempo, disciplina, compasión contigo y paciencia con el proceso, pero se puede. Por otro lado, hablar con alguien que funcione como tu «espejo», que te ayude a profundizar en estos aprendizajes y a cuestionar y ofrecer perspectivas, acelera el proceso y lo enriquece.

Yo lo he hecho de las dos formas, y hay asuntos que sé que puedo llevar suficientemente bien sola, y hay asuntos (¡muchos!) donde ya me conviene pedir ayuda y pienso que qué bueno que lo hice. Así que, como cierre, estos son mis tres indicadores para decidir si lo hago sola o conviene pedir ayuda:

  • Mi nivel de bienestar (o frustración) actual – ¿Puedo permitirme sentirme como me siento?
  • Mi perspectiva sobre el futuro – ¿Veo avance, o me siento estancada?
  • Costo de tomarme mi tiempo – ¿Puedo esperar a resolverlo sin que se «rompa» nada?

Espero que estas reflexiones te sirvan, te den ideas, te inspiren a sacar lo mejor de lo difícil, y sobre todo, que te dejen con el sabor de boca de que sí se puede, y que esto es pasajero.

Todo lo mejor,

Yolí

Preguntas para planeación personal y profesional

Tenemos esta creencia que la planeación es solo para el principio de año, o el inicio de algún ciclo. En realidad, siempre es un buen momento para empezar a planear, para darle «refresh» a la motivación y la claridad, y evaluar hacia dónde queremos ir. Bueno, tal vez solo no debamos planear cuando lo estamos usando como una forma de evadir el poner manos a la obra, pero ese es otro tema.

En este post te incluyo algunas preguntas de planeación que pueden ayudarte a lograr claridad, definición y motivación. ¿Cómo usarlas?

  1. Asegúrate de tener un espacio de tiempo sin interrupciones. El tiempo dependerá de ti. A veces en 5 minutos tendremos ideas valiosas, a veces necesitamos más tiempo de reflexión para llegar a lo verdaderamente importante.
  2. Elige para qué rango(s) de tiempo deseas responder las preguntas: 3 años, 1 año, 6 meses, 4 semanas.
  3. Revisasa la lista y responde las preguntas que más conecten contigo y que creas que más te sirvan…
  4. … Sugerencia: hazlo por escrito. De preferencia a mano y en papel o en su defecto, de forma electrónica.

Preguntas para planeación personal

  • ¿Qué deseo conservar de mi vida actual para este horizonte de tiempo?
  • ¿Qué me hace sentir agradecido/a?
  • ¿Qué cambio(s) haría(n) la mayor diferencia en mi vida ahorita?
  • ¿Cómo puedo expresarlo en una(s) meta específica, medible y con fecha?
  • ¿Qué es lo que me aportaría lograr esa meta? ¿Cuál es el valor de lograrla?
  • ¿Cuál sería el costo de no llegar a esa meta?
  • ¿Cuáles son los pasos intermedios para lograr esa(s) meta(s)? A grandes rasgos. ¿Hay algunos «hitos» o «milestones» importantes?
  • ¿Qué sentimientos o sensaciones vienen cuando me planteo estas metas e hitos? ¿Emoción? ¿Temor? ¿Cuáles otras? Y, ¿cómo quiero manejarlas?
  • ¿Cuáles son los primeros pasos que tengo que dar hacia el primer milestone/hito?
  • ¿Tengo suficiente información y los recursos para dar ese paso?
  • ¿Qué me hace falta? ¿Qué tan necesario es realmente?
  • ¿Cómo puedo conseguir lo que me hace falta?
  • ¿De qué necesito hacerme cargo para avanzar hacia esos hitos?
  • ¿Debo hablar con alguien, negociar acuerdos (incluso conmigo) o arreglar algo para hacer el espacio para lograr esta meta y dedicarle el tiempo necesario?
  • ¿Qué me ayudará a sostener la motivación?
  • ¿Cómo puedo asegurar de mantener esta meta presente? Puedes agendar revisiones periódicas, pedirle a alguien que te recuerde o poner recordatorios en lugares visibles y/o de uso frecuente.

Preguntas para planeación profesional

  • ¿Qué deseo conservar de mi vida profesional actual para este horizonte de tiempo?
  • ¿Qué me hace sentir agradecido/a hoy?
  • ¿Cuál es la visión para mi vida profesional en ese horizonte de tiempo?
  • ¿Qué tipo de persona estoy siendo en esa visión?
  • ¿Qué tendría que cambiar en mi trabajo o en mi, para lograr eso?
  • ¿Qué impacto tendría en mi vida personal el lograr eso?
  • ¿Qué «problemas» o retos de los que trabajo hoy, disfruto de resolver?
  • ¿Qué problemas ya no quiero tener/resolver en ese horizonte de tiempo?
  • ¿Quiero nuevos retos? ¿Cómo tendrían que ser?
  • ¿Cuál(es) de los siguientes cambios ayudarían más a mi carrera: especialización, volverme más generalista, fortalecer y/o formalizar habilidades técnicas, desarrollar habilidades blandas, aprender alguna otra habilidad o competencia, cambiar de trabajo, negociar algo en mi trabajo actual?
  • Con base en lo anterior, ¿qué metas medibles, específicas y con fecha deseo plantear?
  • ¿Cuáles son las metas intermedias? También expresar de forma medible, específica y con una fecha de cumplimiento.
  • ¿Cuáles son las siguientes acciones observables («pensar en…» no cuenta) que debo llevar a cabo para acercarme a esta meta?
  • ¿Qué sentimientos o sensaciones vienen cuando me planteo estas metas e hitos y siguientes acciones? ¿Emoción? ¿Temor? ¿Cuáles otras? Y, ¿cómo quiero manejarlas?¿De qué necesito hacerme cargo para avanzar hacia esos hitos?
  • ¿Debo hablar con alguien, negociar acuerdos (incluso conmigo) o arreglar algo para hacer el espacio para lograr esta meta y dedicarle el tiempo necesario?
  • ¿Qué me ayudará a sostener la motivación?
  • ¿Cómo puedo asegurar de mantener esta(s) meta(s) presente(s)? Puedes agendar revisiones periódicas, pedirle a alguien que te recuerde o poner recordatorios en lugares visibles y/o de uso frecuente.

Un ejercicio para el manejo de las emociones “inconvenientes”

Mis clientes de repente me piden técnicas para suprimir algunas emociones “inconvenientes” en ámbitos profesionales: miedo, nervio, frustración, enojo. Y en mis redes destacaba la importancia de diferenciar entre “emociones inconvenientes”y “forma inconveniente de manejar nuestras emociones”. ¡Son dos cosas muy distintas!

¡Las emociones no son inconvenientes!

Lo que regularmente nos falla es manejarlas según la situación, por eso, les comparto un ejercicio para trabajarlo.

¡Advertencia! “easier said than done”. Hay que tener muuuucho sentido del humor, porque todos nos caemos una o más veces de la bici, antes de poder recorrer una cuadra. Es necesario hacerse a la idea de que iremos haciendo experimentos cada vez con más éxito, y  que las primeras veces puede que sea incómodo, o no obtengamos el resultado que deseamos.

Aviso: Al leerlo, puede parecer un ejercicio teórico. Generalmente es mejor hacerlo con alguien para que ella o él hagan las preguntas, te observen, noten tus expresiones o cambios en tu semblante y tú sólo te enfoques en tus sensaciones. Un(a) coach tiene entrenamiento para eso, pero a veces, si eres perseverante y/o tienes emociones muy evidentes, este ejercicio puede ser realizado por ti con apoyo de alguien más y ser en verdad de ayuda, dándote suficiente información para ir gestionando mejor tus emociones.

Ahora sí, para empezar, date un momento a solas y en calma y respira hondo tres veces:

  1. Ubica esa emoción cuyo manejo deseas mejorar. Recuerda la situación que te la generó y responde las siguientes preguntas. NOTA: Quédate al menos 2 minutos en cada pregunta para asegurar que estás explorando a profundidad. Contestar rapidito y superficialmente no dará los mismos resultados.
  • ¿Cuáles son los “triggers” o detonadores de la emoción?, ¿qué situaciones suelen despertarla?
  • ¿Qué sensaciones físicas sientes cuando está llegando? ¿Y cuando ya se instaló? 
  • ¿En dónde las sientes? ¿Cómo son? Descríbelas con el mayor detalle posible, muy posiblemente sea una SECUENCIA de sensaciones, identifícalas en orden, y sé lo más específico(a) posible, no es lo mismo decir “tristeza” que “desesperanza” que “como un dolor”, por ejemplo
  • ¿Qué pensamientos dan vueltas en tu cabeza? Generalmente, es un momento donde pensamos muchas cosas casi a la vez y con poca claridad. Detectarlos y verbalizarlos es importante. 
  • ¿Qué dicen esos pensamientos de ti? Que soy alguien… que me importa… que considero que… que se siente… suelen ser formas de comenzar las respuestas.
  1. Identifica un momento en que podrías tener una ventana para gestionar tu diálogo interno y elegir cómo reaccionar. Siempre la hay, a veces no la detectamos, o nuestros hábitos nos hacen “saltárnosla”, pero ahí está.
  2. Diseña y elige: ¿qué puedes hacer (físicamente) o qué puedes decirte (diálogo interno) en esa ventana?

Piensa en cosas que involucren a tu cuerpo, puede ser: respirar hondo, apretar una mano, sonreír para ti al reconocer “ya sé lo que me está pasando”. 

Incluye también a tu mente: ¿qué le vas a decir a esa emoción? ¿cómo la vas a reconocer de manera amable, pero sin dejarla que tome el timón?

¿Cómo recordarás esta elección en un momento difícil? Puede ser el recordar un personaje que quieras emular, o alguien que te recuerde lo que necesitas saber para gestionarla adecuadamente.

¡Les dije! Easier said than done! (¡Y no me lo tienen que decir a mí, esto es algo que ensayo todo el tiempo!) Pero estos cambios de comportamiento son como músculos que se deben ejercitar para que nos sirvan mejor. 

Detectar la ventana y conectar con tu cuerpo son habilidades; elegir conscientemente y no dejarte llevar por hábitos que detectaste que no te sirven, son habilidades, y como tales, se trabajan. El valor está en la práctica constante, no en cómo te salió por primera vez. 

Cada vez que lo intentes, reconoce lo que sí fuiste capaz de hacer, y sigue intentando; repite los pasos a solas para que sigas terminando de conocer esa emoción, así como las sensaciones y pensamientos que la acompañan. Cada nueva mirada te va a dar información adicional.

Caso real. Un cliente sentía enojo en reuniones con ejecutivos donde percibía que las acciones de otros iban a afectar el trabajo de su área, lo que llevaba a respuestas cortantes y no lo veían como un par. Siguiendo este proceso – en sesión- logró identificar (a) que sentía mucha urgencia de resolver temas que en realidad no eran urgentes y (b) maneras de canalizar su preocupación, como “mantras” que le recordaban una perspectiva más sabia. Eso le permitió establecer una comunicación asertiva y calmada, que pudiera generar apertura de otros a escuchar su punto de vista, y comunicarse adecuadamente, poniendo límites constructivos y amables sobre su propia responsabilidad cuando una decisión estaba fuera de sus manos.

¿Qué reacciones tuyas crees que se verían beneficiadas de aplicar este proceso?

¿Coaching o terapia? ¿Cuál es la diferencia?

Todos hemos vivido momentos coyunturales y de ajustes en nuestra vida profesional o personal. Si has sentido parálisis, desenfoque, confusión, presión o una lista de “barreras” que no puedes quitar de en medio, es una posibilidad que necesites apoyo profesional y conocer cuál sería mejor para ti y/o con cuál te sientes cómodo es un primer paso para conseguir moverte hacia donde quieres.

Te comparto este material para que puedas reconocer cuáles son las diferencias básicas entre el coaching y la terapia.

Por el momento, te comparto que si te inclinas por el coaching, tu coach deberá ayudarte a crear estrategias y conseguir sus objetivos a través de un proceso reflexivo y la búsqueda de información en tu interior. En coaching debe fomentarse la toma de decisiones alineadas contigo y fuera del drive automático con el que continuamente viajamos.

En ambos procesos, la experiencia de un cliente dependerá de la química con el/la coach o terapeuta, así como de su nivel de inversión y apertura.

Pide una sesión demo conmigo para que veas si coaching es para ti.