… En crecimiento profesional – A veces no conviene resolver el problema, sino facilitar que otros(as) lo hagan

Las preguntas abiertas y con curiosidad (llamadas “preguntas poderosas” en coaching) pueden ayudar a resolver problemas. Funcionan de maravilla para comportamientos persistentes o cuando alguien recurre a ti frecuentemente para resolver un tema que deberían resolver por su cuenta. La próxima vez, en vez de dar una solución, pregunta:

  • ¿Qué es lo que te preocupa/incomoda/disgusta de esto? Para entender a la otra persona y que identifique sus resistencias.
  • ¿Cómo puedes hacerte cargo de que X suceda/no suceda?
  • ¿Qué necesitas hacer para evitar X?
  • ¿Qué consideras que pudiste haber hecho diferente?
  • ¿Qué tienes que hacer para tener X impacto en vez de Y impacto?
  • ¿Qué ideas se te ocurren para atender esto?
  • (si contestan con «no se puede porque») OK, entiendo, eso no puedes hacer. ¿Qué  puedes hacer?
  • ¿Qué necesitas pedir a X para que eso suceda?
  • ¿Qué sugieres?

Lo importante no es obtener la respuesta correcta o que la persona llegue a la respuesta que esperabas. Lo importante es que la otra parte descubra una respuesta (aunque imperfecta) que le funcione, que esté dispuesto(a) a poner a prueba, y que se vaya formando en el camino de hacerse estas preguntas para agilizar su resolución de problemas.

¿En qué situación a la que te enfrentas esta semana consideras que te serviría usar preguntas poderosas?

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