Del libro “What got you here won’t get you there” de Marshall Goldsmith
Todos estos son comportamientos comunes en personas que hay logrado crecer profesionalmente. ¿Por qué? Porque opinar, mejorar, ser críticos/as o tenaces pueden ser parte necesaria al principio de tu carrera, pero en posiciones de liderazgo, no siempre la herramienta anterior sigue siendo efectiva y tienden a limitar los resultados que obtenemos de nuestros equipos.
Ahora, todos/as en algún momento habremos hecho alguna acción de las que presento. El problema no es hacerla una o dos veces, es cuando es un hábito y las personas a tu alrededor reportan que es molesto. Es por esto que las evaluaciones 360 tienen tanto valor: nos permiten ver nuestros puntos ciegos. Y es un hecho que hay personalidades notorias que tienen uno o más hábitos de esta lista (Musk, Jobs?) Probablemente estén triunfando A PESAR de sus hábitos, no gracias a ellos, y la mayoría de nosotros/as no nos podemos dar ese lujo.
Aquí va la lista. ¿Cuáles crees que son las que más podrían estar generando fricciones con las personas a tu alrededor?
1. Ganar demasiado/siempre: La necesidad de querer ganar a toda costa y en todas las situaciones.
1. Ganar demasiado/siempre: La necesidad de querer ganar a toda costa y en todas las situaciones.
2. Agregar valor en exceso: El abrumador deseo de agregar nuestra opinión y/o punto de vista a cada discusión o idea, que le quita motivación y entusiasmo a la persona que nos la trajo.
3. Emitir juicios: La necesidad de calificar a los/as demás e imponerles nuestros estándares.
4. Hacer comentarios destructivos: El sarcasmo innecesario y los comentarios mordaces e hirientes que creemos nos hacen ingeniosos/as.
5. Comenzar nuestras frases con «NO», «PERO» o «SIN EMBARGO»: El uso excesivo de estos calificadores negativos que le hacen saber a todo el mundo que yo creo que tengo razón y tú estás equivocado.
6. Decirle al mundo lo inteligentes que somos: la necesidad de demostrarle a la gente que somos más inteligentes que ellos creen que somos.
7. Hablar cuando estás enojado/a: Usar la volatilidad emocional como herramienta de gestión.
8. Negatividad, o el “Déjame explicarte por qué eso no funcionará”: La necesidad de compartir nuestros pensamientos negativos, incluso cuando ni siquiera se nos preguntó.
9. Retención de información: Negarse a compartir información para mantener ventaja sobre los demás.
10. No dar el reconocimiento adecuado: La incapacidad de dar elogios y recompensas.
11. Tomar el crédito que no merecemos: La forma más molesta de sobreestimar nuestra contribución a cualquier éxito.
12. Poner excusas: La explicación de por qué pasó algo no equivale a justificarlo. La explicación para llegar tarde puede ser «había tráfico», pero también podías haber salido más temprano. O la explicación para una interacción explosiva es «soy impaciente». Eso lo explica, más no borra la ofensa.
13. Aferrarse al pasado: La necesidad de desviar la culpa de nosotros mismos hacia eventos y personas de nuestro pasado; un subconjunto de culpar a todos/as los demás.
14. Tener favoritos: No darnos cuenta que estamos dando trato preferencial.
15. Negarse a expresar arrepentimiento: No asumir la responsabilidad de nuestras acciones, admitir que estamos equivocados o reconocer cómo nuestras acciones afectan a los demás.
16. No escuchar: La forma más pasivo-agresiva de falta de respeto a los compañeros.
17. No expresar gratitud.
18. Castigar al mensajero/a: Atacar a quien por lo general, solo intenta ayudarnos.
19. Pasar la pelota: La necesidad de culpar a todos menos a nosotros mismos.
20. Una necesidad excesiva de ser “yo”: Es una versión más extrema de poner excusas. Es creernos tanto la etiqueta de nuestras fallas (impaciente, poco organizado/a) que la volvemos parte de nuestra identidad («nos hace quienes somos») y así justificar que no cambiamos.